Los individuos influyentes tienen siempre dificultad en digerir doctrinas que establecen un poder capaz de poner coto a sus caprichos:...
Si me he caído quinientas veces, que probablemente me habré caído quinientas, 250 han sido mías, por poner la mitad para cada uno, y las 250 restantes de roturas de la moto
Me subo a la moto y atravieso las calles en donde gente más extraña que tú y que yo se prepara para pasar un sábado divertido, un sábado a la altura de sus expectativas, es decir un sábado triste y que no llegará jamás a encarnarse en lo que fue soñado, planeado con minuciosidad, un sábado como cualquier otro, es decir un sábado peleón y agradecido, bajito de estatura y amable, vicioso y triste.
Sobre el excremento del caballo Las flores que cayeron del ciruelo rojo Parecen besarse
La ambición es el excremento de la gloria.
Podréis quitarme las monedas que llevo encima, podréis quitarme el reloj de mi muñeca y las llaves que llevo en el bolsillo, podéis quitarme hasta la vida; sólo hay una cosa que no podréis quitarme, por mucho empeño que pongáis: el miedo que tengo.
Mis ojos son dos cruces negras, que no han hablado nunca claro, mi corazón lleno de pena, y yo una muñeca de trapo
El viejo y sano principio, conservador y filantrópico, de que aun los más pobres deben tener algo con qué contar, se ha trocado por otro muy distinto: la socialización creciente del uso del ingreso, apoyada en la teoría niveladora del Estado, de que toda ampliación de los servicios sociales para las masas es un hito de progreso.
El mayor hito en mi carrera fue ser parte de los Beatles en 1962. El segundo hito desde entonces fue separarme de ellos
Los cerditos no soportan que una mujer que una mujer se ponga a cantar de frente, solita su alma con la guitarra. Pero a mi no me preocupan que sean tan canallas, porque cuando los perros ladran es señal de que cabalgas.
No sabía como encontrarla su alegría y agradecimiento y la aseguró que la amaba más que a si mismo. Mal hilvanadas salieron las palabras de los labios de ambos, pero a esto se debió que fueran más atractivas, pues poca elocuencia es señal de mucho amor.