Muéstrate conciliador con tu adversario mientras compartas el camino con él, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y seas puesto en prisión.
Descubrí que no soy disciplinado por virtud, sino como reacción contra mi negligencia; que parezco generoso por encubrir mi mezquindad, que me paso de prudente por mal pensado, que soy conciliador para no sucumbir a mis cóleras reprimidas, que sólo soy puntual para que no se sepa cuan poco me importa el tiempo ajeno. Descubrí, en fin, que el amor no es un estado del alma sino un signo del zodiaco.
Ser hombre es ya por sí mismo una circunstancia atenuante