Ya fuera de trabajo, del matrimonio o de la familia, siempre he sido una pifia avanzada.
De una confidencia a una indiscreción no hay más distancia que la del odio a la boca.
No perded de vista jamás que no es la falta lo que pierde a una mujer, sino el escándalo, y que diez millones de crímenes ignorados son menos peligrosos que el más leve tropiezo que salta a los ojos de la gente.
En mi profesión -dijo-, cuando me tropiezo con un hombre como ése, tengo otra divisa: vive y deja morir.