Un buen carácter, es, a los ojos de Dios y Sus escogidos y los que están dotados de comprensión, la más excelente y loable de todas las cosas, pero siempre a condición de que su centro de emanación sea la razón y el conocimiento y su base sea la verdadera moderación.
Sola es loable la ambición por no perder el tiempo.
La educación, más que la naturaleza es la causa de la notable diferencia de caracteres que observamos en los hombres.
Nos debe alegrar el saber que la autenticidad general del texto del Nuevo Testamento ha recibido notable apoyo de los descubrimientos modernos que tanto han reducido el intervalo entre los autógrafos originales y los manuscritos más antiguos a nuestra disposición, y que las diferencias en la lectura, interesantes como son, no afectan las doctrinas fundamentales de la fe cristiana
La atracción principal del servicio de las armas ha consistido y consistirá en su atractiva e irreprochable pereza.
Muchas cosas pueden convertirse en fardos, en cargas, si nos aferramos a ellas ciega e inconscientemente. Por ejemplo: quien haya cometido errores, puede sentirse irremediablemente agobiado por ellos y caer en el abatimiento; el que no haya incurrido en errores, puede creerse irreprochable y volverse vanidoso.
Soy un hombre feliz por tener una profesión que me permite viajar tanto. Y también puedo hablar de fortuna al decir que soy pianista. Un gran instrumento el piano, lo suficientemente grande para no poder llevárselo. En lugar de practicar puedo leer, comer, beber y dedicarme a otras actividades. ¿No soy un hombre afortunado?
La Tierra en su rápido movimiento alrededor del Sol posee un grado de fuerza viva (energía) tan grande que, si se convirtiese en su equivalente de calor, su temperatura llegaría a ser por lo menos mil veces mayor que la del hierro candente, y el mundo que pisamos, con toda probabilidad igualaría en brillo al mismo sol
Dylan es un trovador del siglo XX, merecedor del Premio Nobel por sus virtudes imponentes y universales.
Del Capricornio no digo nada porque me parece dignísimo merecedor del cielo por habernos hecho un beneficio tan grande al enseñarnos la receta con que pudimos vencer a Pitón, porque era preciso que los dioses se transformaran en bestias si querían salir victoriosos de aquella guerra y nos impartió doctrina haciéndonos saber que no se puede mantener superior quien no sabe hacerse bestia.
Gertrude Stein fue magistral en hacer que nada pase muy lentamente.