La Ceda y los radicales cumplen fielmente el mandato de sus amos, de los capitalistas y terratenientes. Tienen el encargo de reprimir a sangre y fuego el movimiento revolucionario, y no repararan en medios. Esa es su triste misión.
Sin tener carne de mártir, no daré un paso atrás. Que lo sepan, que lo oigan, que se lo graben profundamente: dejaré La Moneda cuando cumpla el mandato que el pueblo me diera, defenderé esta revolución chilena y defenderé el Gobierno porque es el mandato que el pueblo me ha entregado
Un hombre honrado, armado con todo el conocimiento a nuestra disposición ahora, solo podría declarar que, en algún sentido, por el momento el origen de la vida parece casi milagroso
Sé que por su disposición merecen recompensas y laureles. Y les aseguro, con palabra de reina, que les serán pagadas en tiempo oportuno.
¿Quién no sabe que en México seguimos al pie de la letra el precepto bíblico de alabar a los muertos? A los vivos los elogiamos cuando pueden darnos algo.
La nación ha puesto su fe en el precepto que todas las leyes deben ser inspiradas por la necesidades reales aquí en la Tierra como hecho básico de la vida nacional
Además de sus deberes políticos, el ciudadano tiene otros más importantes que llenar, los deberes del orden moral, y es obligación del gobierno atender a esta necesidad, tanto o más que a las otras
En la medida en que el amor se expresa a sí mismo, no se expresa según los modos de vida aprobados. Es por eso que resulta tan secreto. El amor no tiene nada que ver con el orden social.
Pues una buena doctrina no debe apresarnos, se la puede sugerir, como la prescripción del médico. Pero aquí debemos ser apresados y volteados. (Esto quiere decir que así lo entiendo yo.) Y una vez volteados, debemos permanecer así.
En arte, las teorías son tan útiles como la prescripción de un doctor; uno debe estar enfermo para creerlas.
Proclama la Palabra, insiste a tiempo y a destiempo, reprende, amenaza, exhorta con toda paciencia y doctrina
La doctrina vincula los individuos a ciertos tipos de enunciación y como consecuencia les prohíbe cualquier otro; pero se sirve, en reciprocidad, de ciertos tipos de enunciación para vincular a los individuos entre ellos, y diferenciarlos por ello mismo de los otros restantes.