Nací en el desierto de Somalia, no sé la edad que tengo, lo único que sé es que cada día es nuevo. ¿33 años? ¿36 años? ¡qué más da! en el desierto no hay papeles ni falta que hacen. El desierto fue mi hogar durante toda mi infancia, yo pastoreaba el rebaño de camellos y cabras de mi padre
Cuando a la gente se la despoja de su rostro amontonándola, primero se convierte en rebaño y después en jauría.
Yo imagino que es bueno mandar aunque sea a un hato de ganado.
Solo tengo dieciséis años y no se muy bien de que va el mundo, pero una cosa si puedo afirmar con rotundidad: si yo soy pesimista, los adultos de este mundo que no son pesimistas son un hatajo de idiotas
Un cardumen de truchas paso ante mis ojos el color del agua.
Cosas quiero, como una gran ola de ternura deshaciéndome un ruido de caracol, un cardumen de peces en la boca, algo de eso frágil y desnudo, como una flor a punto de entregarse a la primera luz de la mañana, o simplemente una semilla, un árbol, un poco de hierba.
Dios hizo el mundo en 6 días, pero a lo mejor hubiera necesitado 7, porque le faltó ponerle banda sonora
Los Redondos eran la banda de rock cuando la gente de la Capital tuvo una época de coqueteo tecno y dark y no sé qué cosa, y en los barrios eso no pegó porque las circunstancias eran totalmente distintas: Lo tecno y lo dark eran para gente que está levemente aposentada, libre de tensiones, mientras que el rocanrol está en la esquina, en Lugano, en Laferrere, allí el rocanrol no para nunca.
Mi sangre se enardece igual que una jauría olfateando la presa y el estrago pero bajo tu voz mi corazón se rinde en palomas devotas y sumidas.
Un par de hombres lanzaron gritos de guerra, y los dos primos se vieron rodeados por los colmillos de una jauría de lobos, con alabardas, lanzas y espadas por todos los lados. Los gritos de los hombres y el estrépito de las armas al chocar se mezclaban con el rugido del viento, y el lugar se convirtió rápidamente en un horrible torbellino de guerra.
El espíritu de Dios flota sobre las aguas y una isla celestial se hará visible primero cual morada de los nuevos hombres, cual cuenca de la vida eterna sobre las olas que refluyen
El lenguaje es sabor que entrega al labio la entraña abierta a un gusto extraño y sabio: despierta en la garganta; su espíritu aun espeso al aire brota y en la líquida masa donde flota siente el espacio y canta.