Al igual que aquello que padecen una enfermedad no tienen fuerzas para realizar ningún trabajo físico, aquello cuyas mentes están aturdidas por la confusión tampoco las tienen para realizar ninguna acción virtuosa.
Los agoristas son rothbardianos estrictos y, yo diría en este caso, aún más rothbardianos que el mismo Rothbard, quién aún tenía algo de confusión en su pensamiento