Para que uno pueda aprender o crecer tiene que permitir que el maestro haciendo preguntas, sacando a la luz nuestra ignorancia se haga una idea del nivel en que estamos. No se puede fingir durante mucho tiempo; finalmente nos descubrirán. La admisión de la ignorancia es a menudo el primer paso en nuestra educación.
Vemos la luz del atardecer anaranjada y violeta porque llega demasiado cansada de luchar contra el espacio y el tiempo.