¿Quién ha tenido jamás valor para decirse la verdad? ¿Quién no se ha adulado a sí mismo cuando los demás le han alabado? Miramos con demasiada afición todo cuanto nos rodea y el favor que nos hacemos impide que nos juzgue¬mos con rectitud.
La característica dominante en la enfermedad del alcoholismo es el mayor aislamiento, en el que el paciente ignora a los demás y pierde la conciencia de sí mismo.