Soy de los que creen que, en España, del rey abajo ninguno puede estar seguro de no contar algún judío entre sus antepasados, y tanto menos cuanto más cerca se encuentra cada cual de las altas jerarquías sociales.
Entre las pruebas de la existencia de Dios se encuentra el hecho de que el hombre no se creó a sí mismo. Al contrario, su creador y diseñador es otro y no él mismo.