Para salvar a esta especie de mamíferos en vías de extinción hay que llevar al dramaturgo al escenario: ese es su hábitat. Los que quieren continuar recluidos en sus escritorios y sus diccionarios, es mejor que se extingan. La fauna no habrá perdido nada.
Sólo el médico y el dramaturgo gozan del raro privilegio de cobrar las desazones que nos dan.
Cuando razona [Tsvietáieva], no imagina que se pueda aproximar al absoluto por este medio [la creación poética]: El poeta fracasa inevitablemente en todas las otras vías de realización. Habituado, acostumbrado (por él mismo) con el absoluto, exige de la vida lo que ésta no le puede dar.
Hay una diferencia entre ser poeta y escribir poemas. Empecé a componer como entretenimiento y, con sorpresa, fui descubriendo que aquella verdad interior que yo sentía se plasmaba sobre el papel y me pertenecía...Es un momento mágico.
Hay que leer a Quiroga, hay que leer a Felisberto Hernández y hay que leer a Borges. Hay que leer a Rulfo, a Monterroso, a García Márquez. Un cuentista que tenga un poco de aprecio por su obra no leerá jamás a Cela ni a Umbral. Sí que leerá a Cortázar y a Bioy Casares, pero en modo alguno a Cela y a Umbral.
De modo que por fin había sucedido: estaba a punto de convertirme en ladrón, en un afanador de leche de tres al cuarto. En esto se había transformado el genio de genio pasajero, el cuentista de un solo cuento: en ladrón.
He usado del derecho del novelista al tomarme unas cuantas libertades indispensables respecto de la historia contemporánea de Medio Oriente y de la estructura del personal en el servicio diplomático británico. También he mejorado la belleza de la plaza Trafalgar, añadiéndole unos cuantos olmos.
Al medir el valor humano individual, el novelista revela la plena magnitud de la delincuencia del Estado cuando se establece para aplastar la individualidad.
Soy yo el guionista de mi única novela, y siempre gano y me caso con la buena, me va perder, no encontrar mi papel.
El problema es que cuando tú interpretas un diálogo, el director está interpretando otro y el guionista otro más. Cada uno tiene su propia idea. Por eso es mejor saber con quién te juegas los cuartos. Muchos directores quieren saberlo todo. Algunos directores no quieren saber nada. Algunos esperan que tú se lo des todo.
El autor virtuoso no corrompe el corazón con sus versos inocentes, aunque cosquillee los sentidos, porque su fuego no levanta llamas criminales. Amad, pues, la virtud, y alimentadla en vuestra alma. Por más que el espíritu esté lleno de noble vigor, el verso se resiente siempre de la bajeza del corazón.
Un director con una cámara fotográfica es tan libre como un autor con una pluma.