Quienes deseen alcanzar la unidad, deben practicar la virtud sin hacer distinciones. Deben disolver todas las ideas de dualidad: bueno y malo, hermoso y feo, alto y bajo. Serán obligados a abandonar cualquier desviación mental nacida de creencias culturales o religiosas
Que los hombres amantes de la paz se consagren a la cruzada impostergable de convencer a los gobernantes de Centroamérica de la necesidad de disolver los ejércitos.
La naturaleza no podría engendrar nada nuevo, si la obligasen a conservar lo viejo. Las formas son infinitas, pero la materia no, y es forzoso fundir el bronce de las estatuas pasadas para hacer las futuras. Por eso, si los ancianos no murieran, los niños cesarían de nacer. Por eso la muerte mantiene el amor sobre la Tierra.
La política no es la ciencia de las formas, aunque sea esto en mucho; sino el arte de fundir en actividad pacífica los elementos, heterogéneos u hostiles, de la nación; y lo primero es conocer al dedillo a estos elementos, para no intentar nada que haya de chocar contra ellos, e irles acomodando gradualmente aquellas novedades foráneas que fuesen de posible y útil acomodo.
Sí pudiéramos leer la historia secreta de nuestro enemigos, encontraríamos en la vida de cada hombre, la pena y el sufrimiento suficientes para deshacer toda la hostilidad.
Hacer el amor es deshacer la luz, rehacer la historia, abandonar la cruz, morder el deseo, quitarse el disfraz, rasparse los dedos dejando el alma en paz.