Le canto al que desespera, se ahoga, se queda solo, al que ama el sol y la tierra. Le canto al que me ayudó, con la música y la letra en cada uno estoy yo, por eso, les canto a todos.
Trabajo con deleite y sin fatiga, y soy tan afortunado de desatinos que luego que pongo de letra de molde mis majaderías, me acarrean los ochavos a porrillo, y los pesos duros a mojicones, de modo que, en cuarenta y dos años que llevo ya a la cola de escritor de kalendarios y bobadas, he ganado más de novecientos mil reales.