Cuando una chica va a una fiesta, siempre aparecen esos tipos con la sonrisa de qué-guapo-soy-ninguna-se-me-puede-resistir. Una chica puede prescindir olímpicamente de estos chicos. Sin embargo, aquéllos de gafas gruesas que se esconden tímidamente en las esquinas, éstos resultan irresistibles para las chicas.
La magia habita en cualquier detalle, en cualquier objeto, situación y persona. Sólo hace falta ponerse las gafas adecuadas para reconocerla