Si no caminara cotidianamente en la navaja que separa las nubes del cielo y el infierno y fuera una mujer de lino en un país planchado, desarrollado, lleno de todo lo que aquí nos falta... Seguramente hubiera pasado a tu lado sin mirarte, sin que me vieras. Seguramente, ni vos ni yo estaríamos ahora sentados mirándonos, tocándonos, acariciando, como a un niño el tiempo.
Cuando tenga duda, utilice la solución más simple. William de Occam formuló este principio (la navaja de Occam) en el siglo XIV. Dicho en otras palabras: combata las características. Si una característica no es absolutamente esencial, descártela.