Creo que el ensayo como género no presume de la certeza, al contrario, el lector se hace cargo del asunto. Es una invitación a la convivencia analítica; el lector lee para ver hasta dónde está de acuerdo con lo que está leyendo.
El lector puede ser considerado el personaje principal de la novela, en igualdad con el autor; sin él, no se hace nada.