La máscara africana, haciendo visible lo invisible, nos es más cercana y fraternal que la reconstrucción posesiva del mundo en el arte clásico, y la música concreta ayudándonos a unirnos o a fundirnos con el universo ambiente, nos es más atractiva que las grandes armonías en las cuales se expresa la dominación sin correspondencia del espíritu humano.
¿Cómo puedo imaginar una sociedad y mutua correspondencia de deberes sociales entre el hombre que gasta un millón al año y el hombre que no tiene la seguridad de comer pan cada día, una mísera cantidad de pan amasado con hiel y lágrimas?
La belleza es una promesa de la posible conformidad entre el alma y la naturaleza.
La belleza es una garantía de la posible conformidad entre el alma y la naturaleza. Y consiguientemente una razón para tener fe en la supremacía del bien.
La música nos persuade de que somos algo distinto de lo que diariamente creemos ser y, con ello, nos persuade asimismo, de que hay una forma de saber que no guarda equivalencia con lo que, normalmente, entendemos por conocimiento.
¡Cuán crueles y vanos son los hombres! ¿Por qué nos asesinan? ¿Por qué nos comen? ¿Qué daño les he hecho yo, por ejemplo? ¿Qué grave trastorno o qué perjuicio irreparable les he ocasionado? Les he dado huevos frescos, cría; los he recreado con mi canto; les he anunciado el mal tiempo, el bueno tal vez con mayor exactitud y armonía que los maestros cantores, la presencia de un ladrón.
¡Qué disciplina, qué exactitud de pensamiento expresaba aquel cuerpo tenso y de juvenil perfección!
La veracidad de los materiales de construcción: hormigón, ladrillos y piedra, se mantendrán en todos los edificios construidos o que se construirán.
La rectitud es tratar con equidad, justicia y decencia a la familia, mientras que veracidad es un esencial del buen carácter, pero ambas llevan al paraíso.
El Campanil, cortándose sobre los oscuros pinares y en el luminoso raso del firmamento, es bello. Será siempre bello. Va a ser el símbolo universitario por excelencia, signo de rectitud y elevación, columna que difundirá en las almas goce, placidez y serenidad, flecha que apunta a la altura, como la filosofía, donde más allá de las nubes que amedrentan, triunfa la claridad celeste
Vigor y fortaleza son la nobleza de la bestias, pero la rectitud y los modales es la nobleza del hombre.
La fidelidad es el esfuerzo de un alma noble para igualarse a otra más grande que ella
Sería una torpe Iglesia del silencio la que callase por miedo a perder el último resto de sus antiguos privilegios, si callase por cobardía y falsa prudencia. Por fidelidad a Cristo, la Iglesia no puede callar. Una religión que no tenga la valentía de hablar a favor del hombre, tampoco tiene derecho a hablar a favor de Dios