No hay desarrollo ahí donde las políticas son improvisadas, donde reina la ocurrencia, o donde el miedo y la desidia llevan a repetir incansablemente las estrategias del pasado.
Por otra parte me importa repetir que el hombre económico es una ficción, de igual manera que el hombre religioso, psicológico o biológico. El hombre es todo eso al mismo tiempo y mucho más. Todo hombre es muchos hombres y a la vez un todo integral.
Los movimientos sociales deben unir las energías creativas y afirmativas de las personas, no sólo reiterar los daños y producir una identidad como sujetos del daño. Sin duda, no negaría que hay formas extremas, persistentes y malignas de victimización, pero adoptar esta perspectiva en un movimiento social es contraproducente.
El diseño se relaciona con circunstancias, está emparentado al lenguaje. Y el lenguaje mismo vale tanto como su capacidad de reproducir circunstancias. Su eficacia consiste en poder reproducir incluso aquellas circunstancias que antes no había llegado a expresar.
Si soy un ecléctico es porque me gusta el cine. Yo voy mucho al cine y a veces me gusta de alguna manera reproducir el placer que experimento ante unas imágenes. Mi deseo de hacer cine viene de ahí y de ningún otro sitio. En primer lugar hay que haber visto y amado unas películas para sentir el deseo de hacer cine.