El terror engendra terror, presto siempre a convertirse en contraterrorista terror: inacabable dialéctica de la violencia.
El creer que la naturaleza es inagotable constituye un error ampliamente difundido.
La inocencia de un niño es una fuente de energía inagotable
Que no existe ninguna sustancia limitada, sino que toda sustancia debe ser, en su propio género, infinita, es decir, que en el entendimiento infinito de Dios no puede haber una sustancia más perfecta que la que ya existe en la naturaleza.
Hay que inventarse un sueño para que el infinito no nos haga llorar.
Todo suceso tiene un porqué y toda adversidad nos enseña una lección. He comprendido que el fracaso, sea personal, profesional o incluso espiritual, es necesario para la expansión de la persona. Aporta un crecimiento interior y un sinfín de recompensas psíquicas. Nunca lamentes tu pasado. Acéptalo como el maestro que es.
Los nuevos transmisores de valores morales son los productores de televisión, los magnates cinematográficos, los publicistas de las modas, los raperos gangsta y un sinfín de otras figuras del mundo de la comunicación electrónica.
Cuando la mente está completamente silenciosa, tanto en los niveles superficiales como en los profundos; lo desconocido, lo inconmensurable puede revelarse.
Cualquier persona, en mar o en tierra, con un aparato sencillo y barato que cabe en un bolsillo, podría recibir noticias de cualquier parte del mundo o mensajes particulares destinados sólo al portador, la Tierra se asemejaría, pues, a un inconmensurable cerebro, capaz de emitir una respuesta desde cualquier punto
Los mismos vicios pueden engendrar orgullo desmedido o humildad excesiva
Todo lo individual por sí tiene una medida propia de aptitud, sólo la capacidad del género es inmensurable
Una imagen estética se nos presenta ya en el espacio o ya en el tiempo. Lo que es perceptible por el oído se nos presenta en el tiempo; lo visible, en el espacio. Pero, temporal o espacial, la imagen estética es percibida primero como un todo delimitado precisamente en sí mismo, contenido en sí mismo sobre el inmensurable fondo de espacio o tiempo que no es la imagen misma.
¿Cómo podría ese tanto que se llama a sí mismo yo, atreverse a comprender su innumerable quién?
Desciende, desciende a estos intersticios colma este cántaro riega la flor que innumerable se teje entre mi traje.
Su entusiasmo, su intensidad, la fe en usted mismo, la paciencia con usted mismo y con otros, y la emoción infantil acerca de su futuro ilimitado es el resultado de una simple palabra: actitud.
La materia regresa a su costumbre. Que del agua un relámpago deslumbre o un sólido de humo tenga en un cielo ilimitado y tenso un instante a los ojos en suspenso, no aplaza su consumo.
¿Habrá un fin al saber? Nunca, nunca. Se está siempre al principio de una curiosidad inextinguible frente a infinita vida.
Los prejuicios son lo más perdurable que existe en el espíritu humano.
No se recuerda que ningún ser humano haya conseguido una felicidad perdurable mediante el convencimiento de que está en mejor situación que otros seres.
Actualmente la idea política más poderosa es la del nacionalismo. Esta idea es la que presta justificación y la que transforma toda una serie de emociones, constituyendo la permanente motivación de acciones individuales y colectivas de la mayor importancia.
No existe el azar, ni nada fortuito en una naturaleza en la que no hay efecto sin causa suficiente y donde todas las causas actúan según leyes fijas, seguras, que dependen de sus propiedades esenciales así como de las combinaciones y de las modificaciones que constituyen su estado, ya sea permanente o pasajero.
En mi primera infancia llevaba faldas y tenía el pelo largo y rizado respondió con tono de duda. Pero, ahora que lo pregunta, me parece que un día me quitaron las faldas, me pusieron pantalones y me cortaron el pelo.
Era un cuadro inolvidable verle sentado al piano como un clarividente, perdido en sus sueños; ver cómo su visión se comunicaba a través de su ejecución, y cómo al final de cada pieza, él tenía la costumbre de pasar un dedo a lo largo del teclado en reposo, como forzándose en arrancarse a sí mismo de un sueño