No me arrepentía de haberme establecido durante algún tiempo en El Cairo y de haberme hecho bajo todas las circunstancias un habitante de esa ciudad, la cual es la única forma sin duda alguna de comprenderla y amarla; los viajeros no se dan tiempo, de costumbre, para comprender su vida íntima y para penetrar las bellezas pintorescas, los contrastes, los recuerdos.
Porque es un hecho bien establecido que el presente no existe sino en la medida en que se hace pasado y ya pasó... como la juventud. En resumidas cuentas sólo nos va quedando el mañana: yo levanto mi copa por ese día que no llega nunca pero que es lo único de lo que realmente disponemos