Ya has descubierto la naturaleza del regalo perfecto, ya sabes dónde encontrarlo, también has descubierto que te hará inmensamente feliz. Lo sabías cuando eras niño, simplemente, lo has olvidado.
Las palabras no pueden expresar más que un pequeño fragmento del conocimiento humano, porque lo que podemos decir y pensar es siempre inmensamente menor de lo que experimentamos.