He sido inmensa e injustamente querido aquí. Pellegrini dice bien: yo no inventé el fútbol ni soy Dios. El fútbol va a seguir conmigo y sin mí. Y no es falsa modestia.
¡Qué sencilla es la muerte: qué sencilla, pero qué injustamente arrebatada! No sabe andar despacio, y acuchilla cuando menos se espera su turbia cuchillada