Descubrir con precición lo que no ha sucedido ni va a suceder es el privilegio inapreciable de todo hombre culto y de talento.
Descubrir con precisión lo que no ha sucedido y va a suceder es el privilegio inapreciable de todo hombre culto y de talento.
Los Líderes de Excelencia saben que poseen el más valioso de todos los maestros dentro de ellos mismos y están conscientes que Nadie puede dar lo que no posee, y cumplen con una premisa fundamental en el arte de dirigir jamás pedir a un subordinado lo que ellos mismos no son capaces de hacer, manejan una atención consciente de cada una de sus acciones y son los más exigentes con ellos mismos.
Nada de lo verdaderamente valioso surge de la ambición o de un mero sentido del deber.
Marilyn era un absoluto genio como actriz cómica, con un sentido extraordinario para los diálogos cómicos. Tenía ese don. Nunca después he vuelto a encontrar una actriz así.
Los impuestos directos sobre el ingreso deben reservarse como un recurso extraordinario para los casos de urgencia nacional, en los cuales la necesidad de grandes ingresos adicionales hace desaparecer todas las objeciones.
El alma es un don demasiado precioso como para que Dios se la dé al hombre por nada. Éste ha de ganarla, siendo o haciendo algo.
¡Qué interesantes y encantadores son los juegos del cielo, el agua y la tierra..., precioso espejo donde se refleja ese otro mundo más alto que es la meta de nuestra fe y sueños!
Como un agente de toma de conciencia, como una fuerza de agitación, la benéfica influencia de una huelga es inconmensurable con nuestro actual sistema económico casi cada huelga es justa. ¿Qué es la justicia en la producción y la distribución? Que la mano de obra, que crea todo, tenga todo.
Cualquier persona, en mar o en tierra, con un aparato sencillo y barato que cabe en un bolsillo, podría recibir noticias de cualquier parte del mundo o mensajes particulares destinados sólo al portador, la Tierra se asemejaría, pues, a un inconmensurable cerebro, capaz de emitir una respuesta desde cualquier punto
Era imponderable el desorden y desunión de aquel ejército, en todo el cual no había alguno que mandase, ni atendiese al bien común.