Y así brota en el alma la rebelión de un sueño que es como un perro arisco que le gruñe a su dueño.
Y apenas al enigma obscuro y ciego el engañado huésped dado había no acertada respuesta, cuando luego pagaba al monstruo fiero su osadía; por los ojos echando vivo fuego con uñas y con dientes lo hería; o bajaba escapando de sus brazos, por las penas haciéndose pedazos.
El gobierno, con sus leyes y regulaciones más numerosas que los pelos de un buey, es un vicioso opresor del individuo, más temible que el más fiero de los tigres
Política es eso: el arte de ir levantando hasta la justicia la humanidad injusta; de conciliar la fiera egoísta con el ángel generoso; de favorecer y de armonizar para el bien general, y con miras a la virtud, los intereses.
Recuerdo que el amor era una blanda furia no expresable en palabras. Y mismamente recuerdo que el amor era una fiera lentísima: mordía con sus colmillos de azúcar y endulzaba el muñón al desprender el brazo. Eso sí lo recuerdo.