Para reducir lo infinito a lo finito, lo inasequible a lo humanamente real, no hay más que un camino: la concentración
En la esencia del número matemático hay el propósito de una limitación mecánica. El número tiene en esto gran afinidad con la palabra, la cualcomo concepto, esto es, captando, o como signo, esto es, dibujandolimita igualmente las impresiones del mundo. Lo más hondo aquí resulta siempre inaprensible e inexplicable.
Y el gran lazo que sostiene a la sociedad es, por una incomprensible contradicción, aquello mismo que parecería destinado a disolverla; es decir, el egoísmo.
En nuestra triste condición, el único consuelo que tenemos es la esperanza de otra vida. Aquí abajo todo es incomprensible
La piedad de los dioses, si existe, es para nosotros indescifrable o nos llega con el último aliento de vida. Nada se puede hacer para librarnos de su arbitraria tutela.
Su pálida frente es un mapa confuso: la cruzan arrugas, eternas arrugas, que son cual los ríos del vago país de lo abstruso cuyas olas, los años, se escapan en rápidas fugas.
Para reducir lo infinito a lo finito, lo inasequible a lo humanamente real, no hay más que un camino: la concentración
La piedad de los dioses, si existe, es para nosotros indescifrable o nos llega con el último aliento de vida. Nada se puede hacer para librarnos de su arbitraria tutela.
Su pálida frente es un mapa confuso: la cruzan arrugas, eternas arrugas, que son cual los ríos del vago país de lo abstruso cuyas olas, los años, se escapan en rápidas fugas.
En la esencia del número matemático hay el propósito de una limitación mecánica. El número tiene en esto gran afinidad con la palabra, la cualcomo concepto, esto es, captando, o como signo, esto es, dibujandolimita igualmente las impresiones del mundo. Lo más hondo aquí resulta siempre inaprensible e inexplicable.