Inicialmente, los enfermos creen conocer la causa de sus dolencias y justifican su visita al psiquiatra. Ellos se auto engañan a través de la valiente voluntad que les impulsa a venir. En la segunda visita ya se manifiesta el valor real de la voluntad y empiezan a entender la naturaleza incierta de esta
Hay ocasiones en las que la captación de la idea dominante se debilita y entonces el artista se mueve inconscientemente, hasta que su pensamiento se hace fuerte otra vez. El trabajo real de un artista consiste en construir una experiencia coherente con la percepción, mientras se mueve cambiando constantemente en su desarrollo.
¡Y yo te amo, invierno! Yo te imagino viejo, yo te imagino sabio, con un divino cuerpo de mármol palpitante que arrastra como un manto regio el peso del Tiempo...Invierno, yo te amo y soy la primavera...Yo sonroso, tú nievas: tú porque todo sabes, yo porque todo sueño...
El ajedrez es un juego sin par; regio e imperial.
La poesía no es la tempestad, tampoco el ciclón. Es un río majestuoso y fértil.
Una mosca, señor, puede picar a un caballo majestuoso y hacerlo estremecerse de dolor; pero la primera seguirá siendo nada más que un insecto, y el segundo, empero, un caballo.
En vano escarba el soñador en sus viejos sueños, como si fueran ceniza en la que busca algún rescoldo para reavivar la fantasía, para recalentar con nuevo fuego su enfriado corazón y resucitar en él una vez más lo que antes había amado tanto, lo que conmovía el alma, lo que enardecía la sangre, lo que arrancaba lágrimas de los ojos y cautivaba con espléndido hechizo.
Mátame, espléndido y sombrío amor, si ves perderse en mi alma la esperanza.
Cantemos al linaje de aquella que nació de la espuma de las olas; Cantemos al real e inmenso origen de donde partieron, alados, los inmortales deseos.
El número real con que trabaja el matemático, el signo numérico, exactamente representado, hablado y escrito cifra, fórmula, guarismo, figuraes ya, como la palabra pensada, dicha, escrita, un símbolo óptico, sensible y comunicable, una cosa que la visión interna y externa puede captar y en la que aparece realizada la limitación.
El ajedrez es un juego sin par; regio e imperial.
¡Y yo te amo, invierno! Yo te imagino viejo, yo te imagino sabio, con un divino cuerpo de mármol palpitante que arrastra como un manto regio el peso del Tiempo...Invierno, yo te amo y soy la primavera...Yo sonroso, tú nievas: tú porque todo sabes, yo porque todo sueño...
En el majestuoso conjunto de la creación, nada hay que me conmueva tan hondamente, que acaricie mi espíritu y dé vuelo desusado a mi fantasía como la luz apacible y desmayada de la luna
La poesía no es la tempestad, tampoco el ciclón. Es un río majestuoso y fértil.
En vano escarba el soñador en sus viejos sueños, como si fueran ceniza en la que busca algún rescoldo para reavivar la fantasía, para recalentar con nuevo fuego su enfriado corazón y resucitar en él una vez más lo que antes había amado tanto, lo que conmovía el alma, lo que enardecía la sangre, lo que arrancaba lágrimas de los ojos y cautivaba con espléndido hechizo.
Mátame, espléndido y sombrío amor, si ves perderse en mi alma la esperanza.