Yo he visto llorar muchos hombres por la infamia con que se les entregaba; y yo mismo he llorado más que otro alguno, cuando a las tres de la tarde del 27 de junio de 1806, vi entrar a 1.560 hombres ingleses, que apoderados de mi patria se alojaron en el fuerte y demás cuarteles de la ciudad.
Señal de tener gastada la fama propia es cuidar de la infamia ajena
La indignidad del ataque nos confiere dignidad.
Sí a la vida. Sí al amor. Sí a la generosidad. Pero el hombre es también un no. No a la indignidad del hombre. A la explotación del hombre. Al asesinato de lo que hay más humano en el hombre: la libertad
Estoy pensando en estos días que conmigo el Señor actúa un viejo sistema suyo: toma a los pequeños del fango de la calle y los pone en alto; toma a la gente de los campos, de las redes del mar, del lago, y hace de ellos apóstoles. Es su viejo sistema
Pocas veces he comprendido a los demás y pocas veces ellos me han comprendido a mí. Sólo cuando nos encontramos en el fango nos comprendimos enseguida.
La carencia de escuelas, la falta de buena fe en los párrocos, y la depravación manifiesta de los pocos que comercian con la ignorancia y la consiguiente sumisión de las masas, alejan, cada día más, a aquellos pueblos de la verdadera civilización que, cimentada, agregaría al país secciones importantes con elementos tendientes a su mayor engrandecimiento.
La función de la supresión de la sexualidad infantil y adolescente es facilitar a los padres la sumisión de los niños a su autoridad
La sociedad expresa, cada vez que puede, aspiraciones que el sistema político no registra cabalmente. Los ciudadanos, por exclusión, autoexclusión, desesperanza o sometimiento a la disciplina social, son rehenes de un mecanismo cuya sensibilidad está cada día más desmarcada del sentir popular.
La aptitud para romper con el hábito es un don excepcional. Y pareciera apropiado llamar inspiración al derrumbe de ese sometimiento poderoso, casi siempre súbito y siempre liberador. El término es antiguo, y aún para muchos, venerable.
Hoy es muy difícil no ser canalla. Todas las presiones trabajan para nuestro envilecimiento personal y colectivo.
Nada más simple que amar el envilecimiento y encontrar goces en el desprecio.
Cuando el deshonor es público, es preciso que también lo sea la venganza
Toda la hueste cristiana está derrotada y Dios desde lo alto ha castigado mi maldecido y odioso perjurio. ¡Oh, justo y terrible castigador de pecados, haz que el deshonor de los dolores que siento en esta mi mortal y harto bien merecida herida, termine mi penitencia con mi repentina muerte! Y haz que esta muerte, siquiera muera yo en pecado, engendre una segunda vida de eterna clemencia.
La diferencia entre agresión y maltrato la define su objetivo. Mientras la agresión se define por la lesión que provoca, el maltrato queda descrito con palabras como sometimiento, humillación, dominio, miedo, esclavitud, etc
Los más violentos criminales en nuestras prisiones habían sido ellos mismos, víctimas de un grado de maltrato infantil que estaba más allá de la escala de lo que jamás pensé que se pudiera aplicar al término de abuso infantil