Cuanto más cuido de mí mismo, menos resentimiento e irritación tengo, y más cariñoso me muestro conmigo mismo y con los demás.
Al expandir el comercio, expandimos la esperanza y la oportunidad a todos los rincones del mundo y asestamos un golpe a los terroristas que se alimentan de la ira y el resentimiento
Cuando un niño comienza a sonreír, con una pequeña bifurcación de amargor y dulzura, las orillas de su sonrisa desembocan sin burlas en la anarquía del océano. Se siente mejor que nadie: juega a la gloria con los ángulos de la boca y ya cose la sutura irisada al conocimiento infinito de la realidad.
..., cuando un hombre, por causa de su aspereza natural, pretende retener lo que, siendo superfluo para él, es necesario para los demás, y, debido a la terquedad de sus pasiones, no puede corregirse, habrá de ser expulsado de la sociedad por constituir un peligro para ella.
Hoy creo en todo lo que creía a los veinte años y tengo, también en esencia, las mismas ilusiones de entonces, pienso que con mayor fundamento todavía. Me producen pena y decepción los que las han perdido.
Si bajara un enviado del cielo y me garantizase que mi muerte fortalecería nuestra lucha, diría que hasta valdría la pena
Él me miró durante tanto tiempo y con tal fijeza, que me hizo experimentar deseos de abofetearle o de echarme a reír en sus propias narices. Comenzaba a sentirme a disgusto en aquel agradable círculo familiar. Tan ingrato ambiente neutralizaba el confortable calor que físicamente me rodeaba, y resolví no volver en mi vida.
La peor verdad sólo cuesta un gran disgusto. La mejor mentira cuesta muchos disgusto pequeños y al final, un disgusto grande.
Tomado colectivamente, el pueblo es un poeta: autor y actor se inflaman con la obra que se representa o que le hacen representar, sus mismos excesos no son tanto instinto de una crueldad nativa cuanto delirio de una multitud embriagada de espectáculos, sobre todo cuando son trágicos: cosa tan cierta que, en los horrores populares, siempre hay algo superfluo añadido al cuadro y a la emoción.
Es contrario a las buenas costumbres hacer callar a un necio, pero es una crueldad dejarlo seguir hablando
El que pregunta con mala intención no merece conocer la verdad
Un hombre acostumbrado a las adversidades no es fácilmente sorprendido.
La historia es en realidad el registro de crímenes, locuras y adversidades de la humanidad.
No le evitéis a vuestros hijos las dificultades de la vida, enseñadles más bien a superarlas.
Bien conocidas son las dificultades con las que tropieza un profesor para ilustrar su discurso, valiéndose de proyecciones luminosas. Necesita colocarse frente a la pantalla cuidando de no ocultar la figura proyectada para llamar la atención de sus alumnos sobre los detalles que más les interesan y enseñárselos con un puntero.
Recuerda los padecimientos graves de otros, para que sufras con más facilidad los pequeñísimos tuyos
Jesús vino a la tierra para padecer...Y para evitar los padecimientos -también los terrenos- de los demás.
Pertenezco a un pueblo y a una cultura que no se ha resignado a darle la última palabra al dolor y ha convertido sus pesares en materia de esperanza. El judío confía en una interpretación más y cree que es posible volver a empezar. El holocausto no tuvo la última palabra.
No te hagas demasiado amigo de nadie: tendrás menos alegrías, pero también menos pesares
Es fuerza que el amante sufra gustoso toda clase de penas y amarguras por su Amado
Parece que el lugar insidioso fue de Natura para engaños hecho, ciego, inútil, oculto y temeroso, sólo para asechanzas de provecho, a un lado el monte es áspero y fragoso, y entre sus peñas va un camino estrecho, debajo un campo llano y apacible a las faldas se ve del monte horrible.
No os entreguéis por demasiado tiempo a la cólera; una cólera prolongada engendra el odio
El hambre, la humillación y la sorda cólera ante la injusticia se hacen tolerables a través de las imágenes entrañables de las personas amadas, de la religión, de un tenaz sentido del humor, e incluso de un vislumbrar la belleza estimulante de la naturaleza: un árbol, una puesta de sol.