El dolor, la amargura, las sombras el aliento en huida, la muerte luego la luz que de repente vino y tú fuiste marcando sus aristas celestes ante el asombro alegre de mis ojos.
Y vuelvo a estar más loco que de atar, dibujo corazones después de echar mi aliento en los cristales de tu voz y vuelvo a respirar tu aire y mis pulmones se llenan de la vida que me quitas al andar