Es la soledad de estar encerrado en la habitación que se llama uno mismo, ahora por fin lo entiendo. Que uno mismo es una celda dentro de la cárcel, y que esta celda siempre será distinta de las demás celda, y por eso siempre estará sola, y siempre estará dentro del edificio de la cárcel, pues forma parte de él.
Mientras haya una máquina de escribir, un papel, un micrófono, una plaza pública, un balcón o espacio para hablar aunque sea en la celda de una cárcel, seguiremos denunciando a los inmorales, especialmente cuando trafican con la necesidad social de los más pobres. Esa es la razón principal de nuestra existencia, como hombres, como periodistas y como ciudadanos.
El ámbito iluminado por la ciencia está rodeado de un espacio en tinieblas tan extenso, que ha de parecer ridícula la pretensión de limitar la existencia al hábitat del conocimiento