La abundancia de las cosas consumidas indiscriminadamente se vuelve funesta. Hace imposible orientarse en ella, y así como en los monstruosos almacenes hay que buscarse un guía, también la población, ahogada en ofertas, espera al suyo.
La fuerza de las convicciones religiosas tiene que orientarse a la superación de los retos globales de la humanidad, algo que solo ocurrirá si las religiones dejan de debatirse en animosidades mutuas, de atizar conflictos y propagar fanatismo y, si por el contrario, meditan sobre lo que les es común. De llegar a esto, la fuerza de las religiones fluirá en bien de toda la humanidad
La abundancia de las cosas consumidas indiscriminadamente se vuelve funesta. Hace imposible orientarse en ella, y así como en los monstruosos almacenes hay que buscarse un guía, también la población, ahogada en ofertas, espera al suyo.
El hombre no reza para dar a Dios una orientación, sino para orientarse debidamente a sí mismo
La fuerza de las convicciones religiosas tiene que orientarse a la superación de los retos globales de la humanidad, algo que solo ocurrirá si las religiones dejan de debatirse en animosidades mutuas, de atizar conflictos y propagar fanatismo y, si por el contrario, meditan sobre lo que les es común. De llegar a esto, la fuerza de las religiones fluirá en bien de toda la humanidad
La abundancia de las cosas consumidas indiscriminadamente se vuelve funesta. Hace imposible orientarse en ella, y así como en los monstruosos almacenes hay que buscarse un guía, también la población, ahogada en ofertas, espera al suyo.
Un político en un hombre que sabe cómo gobernar y toma a políticos para dirigir un gobierno. Un estadista es un político que ha muerto 10 o 15 años.
No nos preguntamos qué derecho a gobernar tenemos: gobernamos. No nos preocupa saber si el pueblo tiene algún derecho al derrocarnos: procuramos tan sólo que no se sienta tentado a hacerlo.
Su madre tenía una especie de nobleza sólo por el hecho de regirse por normas privadas. Los sentimientos de ella eran realmente suyos y no los que el estado le mandaba tener.
La pintura, a través del color, y la escultura, mediante la forma, representan los organismos existentes. Figuras, árboles, frutas expresan su interioridad a través de su exterioridad. La arquitectura crea el organismo. Por ello, tiene que regirse por una ley en armonía con las de la naturaleza. Los arquitectos que no se atienen a este principio hacen chapuzas en lugar de una obra de arte.