Ese lanzamiento no fue suficiente para enamorar la garganta del tercero en discordia (el umpire).
Todo en mí se abre, se asombra; me late el corazón; una sobreabundancia de vida me sube a la garganta como un sollozo. Ya no sé nada; es una vehemencia sin recuerdos y sin arrugas.