Las nuevas actividades reclaman nuevas nomenclaturas. El propagandista que se especializa en la interpretación de las empresas y las ideas para el público, y en interpretar el público para los impulsores de esas nuevas empresas e ideas, ha terminado conociéndose con el nombre de asesor en relaciones públicas.
La prioridad debe ser realizar las actividades que agregan valor desde un principio, para así, crear más.