Ya no es solo en el fulgurar de los astros, sino en la más insignificante hierbecilla, ¿No vemos por ventura a Dios si nos dedicamos a descubrirle con la luz de la inteligencia?
La virtud no teme a la luz, antes desea venir siempre a ella; por es hija de ella, y criada para resplandecer y ser vista.
Si su líder es un gran hombre, también un país pequeño puede resplandecer ante el mundo como patria de la gran ideología de la época, como potencia en la ideología y la política.
La virtud no teme a la luz, antes desea venir siempre a ella; por es hija de ella, y criada para resplandecer y ser vista.
¡Es el camino de mi luna por encima de Dinamarca lo que hace resplandecer así mi cara!