¿Para qué convertir a los niños en malos fonógrafos, para qué profanar su tierna inteligencia? Basta excitar su curiosidad libre, mantener la elasticidad de su ingenio nativo, tan fácilmente asfixiado bajo las idiotas lecciones de texto; basta conservar el juego de su salud mental.
La fatalidad posee una cierta elasticidad que se suele llamar libertad humana.
La muerte es la sombra que confiere plasticidad a la vida.
Mientras el individuo desaparece frente al aparato al que sirve, éste le provee mejor que nunca. En una situación injusta la impotencia y la ductilidad de las masas crecen con los bienes que se les otorga.
La tolerancia es la virtud del débil.
La tolerancia significa enterarse cada cual de que tiene frente a sí a alguien que es un hermano suyo, quien, con el mismo derecho que él, opina lo contrario, concibe de contraria manera la felicidad pública.
Hemos pronunciado no sé cuántos millones de veces la palabra libertad, pero no sabemos lo que es, porque no la hemos vivido, y la estamos interpretando como permisividad
El espíritu de venganza y los supersticiosos cultos del rebaño destruyeron las mejores inteligencias de la raza, y durmieron al resto con costumbres y principios tan dañinos que las fuentes vitales de la sensibilidad y la adaptabilidad de las que depende todo progreso fueron ahogadas para siempre.
Una blandura que no enternece, una energía que no fortalece nada, una concisión que no dibuja ningún tipo de rasgos, un estilo del cual no emanan ni sentimientos ni imágenes ni pensamientos no posee ningún mérito.