Un creyente es un pájaro enjaulado; un libre pensador es un águila surcando los cielos.
No hay pensador hablo de los auténticos, limpios de popularidad cuya obra no haya sido negación y duda. Los que suspendidos en el vacío de la duda avanzan sin caer, son los que tienen alas: con ellas pasarán sobre la sima, y subirán hacia la luz de las tinieblas.