El carisma no se compra. Se construye. Un hombre carismático es un filtro de estímulos externos e internos que se conmueve ante lo auténtico, que no intenta ser diferente, sino que se diferencia por lo que es.
Sólo hay unas pocas imágenes que no están obligados a proporcionar significado, o tener que pasar por el filtro de una idea específica.