Si los celos son señales de amor, es como la calentura en el hombre enfermo, que el tenerla es señal de tener vida, pero vida enferma y mal dispuesta.
La primera víctima de la destemplanza es la propia libertad.
Súbitamente sintió el deseo imperioso de escribir. Cierto es que, como suele decirse, Eros ama el ocio, y que sólo para el ocio ha nacido. Pero en ese momento de la crisis, su excitación le impulsaba a tranquilizar por medio de la palabra el torbellino de sus pensamientos.
Sé que la alegría de un triunfo en un partido dura cinco minutos, termina el partido y hay una sensación de efervescencia, una sensación de la adrenalina al tope que genera excitación y felicidad. Pero son apenas cinco minutos y después hay un vacío enorme y grandísimo. Y una soledad indescriptible.
El entusiasmo es el genio de la sinceridad y la verdad no logra victorias sin él.
La apatía puede ser superada por el entusiasmo, y el entusiasmo sólo puede ser despertado por dos cosas: en primer lugar, un ideal, que la imaginación tome por asalto, y en segundo lugar, un plan inteligible para llevar a la práctica ese ideal.
La palabra que está de moda por el momento es postmodernidad; designa una situación que existe desde siempre. Se llega ya a ella cuando una mujer se coloca en la cabeza un sombrero nuevo.
Quizás la última moda cultural contra la cual uno puede argumentar sea Karl Marx. ¿Pero Freud o Rawls?. Argumentar con tales personas es concederles la premisa que ellos tratan de refutar con todo su esfuerzo: Que la Razón tiene algo que ver con sus teorías.
Lo que libera a la metáfora, al símbolo, al emblema de la manía poética, lo que manifiesta la fuerza de la subversión, es el disparate, ese atolondramiento que Fourier supo poner en sus ejemplos, desdeñando todo decoro retórico. El porvenir lógico de la metáfora sería pues el gag.
Los arquitectos tenemos la manía de la utopía y es porque conocemos tan poco nuestra tierra que ni la queremos.
Hay hombres que tienen la cabeza abajo, como las plantas, y que miran con los pies, tal fue la conclusión de nuestra conversación sobre la inteligencia y tuvimos la impresión de escapar durante algunos minutos de la locura de los hombres que comprenden y explican...
Hay más locos que cuerdos, y en el mismo cuerdo hay más locura que cordura