Nuestro sistema es la medida del absurdo, ya que tratamos al delincuente a la vez como un chico, de modo de tener derecho a castigarlo, y como un adulto, para poder negarle consuelo.
Los medios de seguridad mecánicos son medidas constructivas que un delincuente sólo puede superar mediante la fuerza y dejando rastros de violencia.