Una vez descartado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, debe ser la verdad.
El hecho de que algunos nunca hayan soñado es tan improbable como el que algunos nunca hayan reído.
Sueños las dichas son, sueños las flores, la esperanza, el dolor, la desventura; triunfos, caídas, bienes y rigores el sueño son que hasta la muerte dura, y en incierto y continuo movimiento agita al ambicioso pensamiento.
Amar es el único camino incierto que estoy dispuesto a seguir recorriendo. Frases sueltas.
La afición de los alemanes por lo impreciso en las artes proviene de su proclividad a la chapucería; pues quien hace chapuzas no puede aprobar el esmero, ya que si no él mismo no sería nada.
Pocos son los escritores que renuncian. Jugamos a creernos inmortales. Nos equivocamos en el juicio de nuestras propias obras y en el juicio siempre impreciso de las obras de los demás. Nos vemos en el Nobel, dicen los escritores, como quien dice: nos vemos en el infierno.
(Jealous guy) Mi canción escrita en la India. La letra la explica claramente; yo era un tipo muy celoso y posesivo, hacia todo, muy inseguro. Un tipo que quiere poner a su mujer en una pequeña caja, encerrarla y sacarla solo cuando sienta ganas de jugar con ella. A ella no le es permitido de comunicarse con el mundo fuera -fuera de mi- porque lo hacía sentir inseguro
Hitler habla durante dos horas. Me siento abatido. ¿Qué Hitler es éste? ¿Un reaccionario? Fabulosamente torpe e inseguro (... ). Ya no creo ciegamente en él. Esto es lo terrible: he perdido el apoyo interior. Sólo soy a medias.
La fe puede ser brevemente definida como la creencia ilógica en la ocurrencia de lo improbable
Los optimistas enriquecen el presente, realzan el futuro, desafían lo improbable y logran el imposible.
La afición de los alemanes por lo impreciso en las artes proviene de su proclividad a la chapucería; pues quien hace chapuzas no puede aprobar el esmero, ya que si no él mismo no sería nada.
Pocos son los escritores que renuncian. Jugamos a creernos inmortales. Nos equivocamos en el juicio de nuestras propias obras y en el juicio siempre impreciso de las obras de los demás. Nos vemos en el Nobel, dicen los escritores, como quien dice: nos vemos en el infierno.