Un día la voz de la conciencia me laceraba tanto que, desperado, me coloqué frente al espejo y discutí...(Salí absuelto y los dos terminamos llorando... ).
El primer castigo del culpable es que jamás será absuelto por su conciencia.
Si la gente se ríe de ti por ser inocente y sincero, entonces es que este mundo no tiene solución.
Se pasa de inocente a culpable en un segundo. El tiempo es así, torcazas que cantan en un árbol cansado.