Si su líder es un gran hombre, también un país pequeño puede resplandecer ante el mundo como patria de la gran ideología de la época, como potencia en la ideología y la política.
La virtud no teme a la luz, antes desea venir siempre a ella; por es hija de ella, y criada para resplandecer y ser vista.
Ya no es solo en el fulgurar de los astros, sino en la más insignificante hierbecilla, ¿No vemos por ventura a Dios si nos dedicamos a descubrirle con la luz de la inteligencia?