¿Qué pueden nuestras manos diestra y siniestra contra esta madurez de la muerte en zafra de tormentas? Si hay un reloj menudo que nos roe, burbuja con las patas de abeja y una fugaz respiración de hormiga, el corazón de almendra, cada vez más enfermo de altura eterna.
Todos esos oportunistas que se llaman socialistas pueden irse. ¿Son acaso algo más que un desecho que la historia arrojará al cesto de la basura?