El poema sirve de guarida a mis escombros de espejo perverso de transparencia de sueños dibujados con debilidad por el alfabeto hostil.
El reloj del comunismo ha dejado de funcionar. Sin embargo, su construcción concreta aún no ha llegado a caer. Por esa razón, en lugar de liberarnos a nosotros mismos, debemos tratar de salvarnos de ser aplastados por sus escombros