La pasión en decadencia, la emoción en banca rota; sufrirá la descendencia, las infamias de tu boca.
La próxima vez que te vea será en la iglesia. Se acabó para siempre el amor recatado que ni a ti ni a mí nos agrada. Adiós. Al amor de banca y al amor de sala. Adiós al pudor inmaculado. Ahora viviremos el amor a tambor batiente con muchas formas de besos y muchas formas dé agarre.
El que manda, una vez que toma las decisiones, cuando las decisiones no producen el efecto deseado, no puedo decir: ‘esto no pasó porque vos que dijiste que ibas a hacer tal cosa no las hiciste’. De eso se trata mandar, de hacerse cargo de las cosas que uno tomó como su propia responsabilidad.
En los países capitalistas más débiles el Estado llega hasta a hacerse cargo directamente de las empresas y servicios que no rinden bastantes beneficios al capital privado.
Mantengo mi posición, en especial porque día a día se viene acrecentando el temor que invade a muchos de nosotros al no saber quién se sienta en la curul de al lado.