La vida. es un halo luminoso, una envoltura semitransparente que nos envuelve desde que tenemos una conciencia hasta el final.
Es solo ahora cuando estamos empezando a comprender cuan extraña y espléndida es... cuan imponente es, el objeto más hermoso que flota alrededor del Sol, con la envoltura de su propia burbuja azul de atmósfera, fabricando y respirando su propio oxígeno, fijando su propio nitrógeno desde el aire a su propio suelo, generando sus propias condiciones del tiempo
Mis nuevas canciones son un poco más maduras. Ahora sé cómo manejar a los chicos. En realidad, ni siquiera me lío con los chicos, me lío con los hombres.
El otro día vi un lío por la calle de mucha gente por la calle, en el que había gente muy variada... Estaban los de IU, que no se pierden ni una, y estaba parece ser lo que queda del PSOE, que debe ser bastante poco porque la cosa no era muy brillante... A lo mejor darse un paseito por las calles es muy divertido, o ponerse detrás de una pancarta aunque te dé igual lo que diga.
Yo imagino que es bueno mandar aunque sea a un hato de ganado.
Cuando todo se mueve al mismo tiempo, en apariencia nada se mueve.
Hace diez años bastaba cualquier simetría con apariencia de orden —el materialismo dialéctico, al antisemitismo, el nazismo— para embelesar a los hombres.
La administración es la fragmentación, el análisis, la secuencia, la aplicación específica, el aspecto cerebral izquierdo, ligado al tiempo, del autogobierno efectivo.
La sombra de la Junta que traigo conmigo hace prodigios; la Junta será la vencedora, no yo; su nombre solo con el aspecto de nuestros bravos atrae a los afectos y aterra a los malvados.
Hoy te ríes de quien quiere disfrazar tu espíritu, tu estampa en una rubia tonta que no sabe que es pensar
Todo lo que veo es deseo venganza y trampa en la nación donde acampa la corrupción y el hampa, una estampa de desidia de conformismo y envidia la tibia fragilidad con la que lidian mis familias.
Detrás de una fachada de satisfacción y optimismo, el hombre moderno es profundamente infeliz; en verdad está al borde de la desesperación
La literatura que no es aliento para la sociedad contemporánea, que no se atreve a transmitir los dolores y los temores de la sociedad, que no advierte a tiempo las amenazas contra la moral y los peligros sociales, no merece el nombre de literatura, sino que es sólo una fachada
Leí a Tiutschev, y, por primera vez en mi vida, escribí versos, ya no en forma esporádica sino a menudo y sistemáticamente, tal como se pinta o se compone música. Fue en la espesura de ese árbol donde, durante los dos o tres meses de verano, escribí los versos de mi primer libro.
Estoy convencido de que no soy una persona especialmente interesante. No hay nada especial en mí. Soy pintor, alguien que pinta todos los días de la mañana a la noche. Figuras, paisajes; de vez en cuando, retratos.
El progreso traza los caminos derechos; pero los caminos tortuosos, sin progreso, son los caminos del genio.
La estrategia es el uso del encuentro para alcanzar el objetivo de la guerra. Por lo tanto, debe imprimir un propósito a toda la acción militar, propósito que debe concordar con el objetivo de la guerra. En otras palabras, la estrategia traza el plan de la guerra y, para el propósito aludido, añade la serie de actos que conducirán a ese propósito.
Sofía.-..., los que son o se tienen por príncipes mayores, para mostrar con señales manifiestas esa su potestad y divina preeminencia sobre los demás, se ciñen la cabeza con la corona, la cual no es otra cosa que una figura de muchos cuernos que lo coronan en círculo, id est, le coronan la cabeza.
Mi abuelo pedía en el testamento que, cuando fuera posible, se rehabilitara su nombre, para que quedara claro que no fue un traidor a la patria. Sin duda alguna, la figura de mi abuelo ha tenido mucho peso en mi vida.
...: el silencio que los jóvenes han de guardar ante personas de más edad; cómo han de hacer que se sienten y levantarse ellos en su presencia; el respeto de los propios padres; y también el modo de cortarse el pelo, de vestir y calzar,el pergeño general del cuerpo y, en fin, todo cuanto hay de semejante a esto. ¿No te parece?
Sus palabras sobre el ejercicio de la paciencia, y sobre el estar prontos a servir y ajenos a la ira, son éstas: a quien te golpee en una mejilla, preséntale la otra, y a quien quiera quitarte la túnica o el manto, no se lo impidas. Más quienquiera que se irrite, es reo del fuego.
Al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra: al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica déjale también el manto; y al que te obligue a andar una milla vete con él dos. A quien te pida da, y al que desee que le prestes algo no le vuelvas la espalda
La información sobre el paquete es tan importante como el propio paquete
He visto arder la biblioteca de Sarajevo, he visto tipos muy poderosos hoy, que al día siguiente pedían de rodillas que no les matasen, he visto mujeres bellísimas, que eran las reinas de la fiesta, prostituirse al cabo de un mes por un paquete de cigarros. Y cuando uno ha visto esas cosas, las tienes en la memoria y con ellas escribes novelas, te das cuenta de que la posteridad importa muy poco.
La civilización es una estupidez. ¿Para qué se nos ha dado un cuerpo, si hemos de mantenerlo encerrado en un estuche como si fuera algún valioso Stradivarius?
Los galanes y los cortejos van a apostar con las señoras, y ofrecen una caja de guantes o un estuche de perfumes, en cambio de la pálida camelia que se marchita en los cabellos de la dama o del coqueto alfiler de oro que detiene los rizos en la nuca.
No nos alcanzará el alambre de fardo para colgar a los contreras
Resolved vuestras diferencias y reducir vuestros armamentos, para que el fardo de vuestros gastos se vea aligerado, y vuestras mentes y corazones logren tranquilizarse. Curad las disensiones que os dividen, y no necesitaréis valeros de armas, salvo para lo que requiera la protección de vuestras ciudades y territorios.
Tu voz de nostalgia huye con sonido de tren en mi memoria no en la tuya tan cercana a la mía de olvidos y rincones sobre inventarios de deslices.
Podemos simpatizar los unos con los Otros, y eso es más que bastante: eso es todo, y difícil, acercar nuestra historia a la de otros podándola del exceso que somos, distraer la atención de lo imposible para atraerla sobre las coincidencias, y no insistir, no insistir demasiado: ser un buen narrador que hace su oficio entre el bufón y el pontificador.