No puedes simplemente poner algo nuevo en un lugar. Tienes que absorber lo que ves a tu alrededor, lo que existe sobre la tierra, y luego utilizarlo, junto con el pensamiento contemporáneo, para interpretar lo que ves.
Echar de menos es un poco como el hambre. Sólo se pasa cuando se come la presencia. Pero, a veces, el echar de menos es tan profundo que la presencia es poco: se quiere absorber a la otra persona entera. Esa gana de ser el otro para una unificación entera es uno de los sentimientos más urgentes que se tiene en vida.