La ingratitud de una hija es más punzante que el diente de un reptil afirmó. Pero el amor puede doblegar al espíritu más altivo.
El diente muerde la fruta envenenada, la fruta muerde el diente envenenado, el veneno muerde la fruta y muerde el diente mordiéndose, el diente, ya descubre la deliciosísima pulpa de la nada.