Lo que Dios ha creado, el hombre no debería cambiarlo con estructuras faraónicas. En el problema del agua hay que respetar una España húmeda y otra seca. Este elemento no debe ser alterado sustancialmente por el hombre (...).
Se ha removido ahora la última base para cualquier duda del hecho de que las Escrituras nos han llegado sustancialmente como fueron escritas.