Así era Venecia, la bella insinuante y sospechosa; ciudad encantada de un lado, y trampa para los extranjeros de otro, en cuyo aire pestilente brilló un día, como pompa y molicie, el arte, y que a los músicos prestaba sones que adormecían y enervaban.
El fanático cree poder enfrentarse al poder del mal con la pureza de sus principios. Pero al igual que el toro, se lanza contra la muleta roja en lugar de hacerlo contra el torero. De esta forma se cansa y sucumbe. Se enreda en lo accesorio y cae en la trampa que le tiende el más sagaz.
El matrimonio es una celada que nos tiende la naturaleza
Proletarios de todos los países ¡Únanse a la lucha de clases internacional contra la conspiración de la diplomacia secreta, contra el imperialismo, contra la guerra, por la paz, en el espíritu del socialismo!
Realidad o imaginación han dado órdenes al jefe de estado de cada nación; conspiración contra nuestra libertad, lo llamo
Los adversarios, los enemigos del país no descansan, ni descansarán, en la intriga y en tratar de dividir sobre todo aprovechando circunstancias como estas, entonces ¿cual es nuestra respuesta? Unidad, Unidad y más unidad esa debe ser nuestra divisa.
El hombre caza y lucha. La mujer intriga y sueña; es la madre de la fantasía, de los dioses. Posee la segunda visión, las alas que le permiten volar hacia el infinito del deseo y de la imaginación... Los dioses son como los hombres: nacen y mueren sobre el pecho de una mujer...
En este siglo XIX, acusado de egoísmo y de frialdad, ¡Qué señuelo para los corazones nobles y compasivos, para los ánimos caballerescos, retar los mismos peligros que el guerrero, pero con una misión de paz, de consolación y de abnegación, totalmente voluntaria!
No nos hagamos ilusiones con el cielo que el cielo no da asidero a la esperanza. El cielo es un señuelo para los tontos, y una justificación descarada para el crimen de traer hijos a este mundo. Nadie va para el cielo. Todos vamos hacia la muerte y sus gusanos
En cada encrucijada del sendero que lleva al futuro, la tradición ha colocado diez mil hombres para custodiar el pasado
Yo no soy pesimista con respecto al porvenir de la cultura, soy escéptico respecto de la perdurabilidad de formas congeladas. Creo que el dogmatismo está condenado a resquebrajarse y reaparecer. La encrucijada del monoteísmo es la pérdida de credibilidad de su discurso.
Tu amor por el abrazo ha despertado a todas las durmientes. Tu sonrisa es un lazo de promesas urgentes tras la voraz caricia de los dientes.
He sabido la muerte de Bolívar. Me sorprendió este acontecimiento ciertamente... Limítome a decir que es menester empeñarnos todos en hacer cesar la discordia y ver de qué modo se forma un lazo de unión entre los tres Estados de Colombia. Esto es lo importante